José Orozco fue un destacado muralista que retrataba la sociedad de su época con dramatismo y compromiso con la Revolución Mexicana.
Este muralista, que nació en Zapotlán, Jalisco, México era consciente del poder comunicativo del arte en la sociedad desde temprano, cuando inició su carrera como dibujante de caricaturas en tos periódicos revolucionarios.
Su formación era polifacética porque estudió agricultura, matemáticas y dibujo arquitectónico, y tuvo influencia del grabador José Guadalupe Posada
Los grandes temas de sus murales no sólo eran dictados por la vida política, como la resistencia, la revolución, la lucha de clases, sino además por los valores universales como, la libertad del hombre, la justicia y también la muerte.
Su técnica pictórica es de una pincelada suelta, amplia y larga con tonos sombríos.
Con una técnica realista-expresionista con carácter trágico, retrataba figuras contorsionadas llenas de color y dramatismo, apoyado en la tradición precolombina llena de rigor geométrico y hieratismo.
Sus obras más destacadas son Hombre en llamas, Hidalgo, Omnisciencia y Lucha por la liberación de México.
José Orozco también hizo murales para el Hospicio Cabañas en Guadalajara y Cafarsis, ubicado en el Palacio de Bellas Artes, que representa al hombre industrializado y enajenado, que hace referencia al cambio histórico en el que estuvieron inmersos los mexicanos, pues de la guerra revolucionaria pasaron a la era de industrialización.
Junto a Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros formó el trío de los grandes muralistas mexicanos.
A través de su arte, Orozco criticó la corrupción política, la explotación laboral y las desigualdades sociales que observaba en México y en el mundo.
David Alfaro Siqueiros, muralista revolucionario
Rufino Tamayo, el grito de México.
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