Alfred Sisley nació en París en 1839. Conocido por sus paisajes impresionistas, especialmente representaciones de escenas campestres, ríos y paisajes urbanos, se caracteriza por pinceladas sueltas, colores vivos y una atención detallada a la luz y el ambiente.
Gran parte del trabajo de Alfred Sisley se centró en representar los cambios de luz y atmósfera en la naturaleza. Pintó paisajes que reflejaban la tranquilidad y la belleza de la campiña francesa, así como vistas de ríos y ciudades.
Desde el principio, el paisaje fue para Sisley no sólo un género pictórico
esencial, sino el único al que dedicaría su vida. Tras dejar a Gleyre, Sisley pintó con frecuencia con Monet, Renoir y Bazille, en los alrededores de París.
Impresionismo
Desde 1870 comenzaron a aparecer en la obra de Sisley las primeras
características de lo que más tarde se convertiría en el impresionismo. A partir
de aquel momento, el esquema de colores de las pinturas de Sisley da
preferencia a los tonos más claros.
Esta nueva técnica crea una impresión de agua vibrante, con destellos de brillante colorido en la superficie y una nítida claridad en la atmósfera. La luz nació en las pinturas de Sisley.
Sisley pintó una gran cantidad de paisajes de las orillas del Sena. Descubrió Argenteuil y el pequeño pueblo de Villeneuve-la-Garenne, que en sus obras se plasmaría como la imagen misma del silencio y la tranquilidad; un mundo que la
civilización y la industrialización todavía no desfiguraban.
Sus paisajes siempre reflejaron su actitud emocional hacia ellos. Al igual que sucedía en la obra de Monet, los puentes de Sisley aparecen en el paisaje de un modo completamente natural.
El sereno cielo azul se refleja en la superficie del río, que apenas proyecta la
sensación de movimiento. En armonía con el todo, algunas casas pequeñas, de
colores claros y la frescura de las plantas crea la impresión de luz solar
Después de la primera exhibición impresionista, Sisley pasó varios meses en
Inglaterra. A su regreso, se mudó de Louveciennes a Marly-le Roi. Fue la época
en la que Sisley se convirtió realmente en un pintor de agua.
Parecía sentirse cautivado por el tema, que lo forzaba a fijar la atención en la
cambiante superficie y a estudiar los detalles del color, como hiciera Monet en las praderas de Giverny.
Sisley pasó los últimos años de su vida en la aldea de Moret-sur-Loing, donde continuó pintando sus amados paisajes.
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