El pintor alemán Otto Dix participó como soldado en la Primera Guerra Mundial con lo cual experimentó el horror y la brutalidad, rasgos que influyeron profundamente en su arte.
Otto Dix es conocido por su estilo realista y crudo, a menudo asociado con el movimiento artístico alemán de la Nueva Objetividad (Neue Sachlichkeit), que buscaba representar la realidad de manera directa y objetiva.
Su experiencia en la Primera Guerra Mundial inspiró muchas de sus obras que retratan escenas de batalla, mutilación, sufrimiento y muerte con un realismo impactante.
Prager Street
En 1920 realizó Prager Street, una de las respuestas más memorables e innovadoras a la posguerra. Al igual que los veteranos de guerra lisiados que jugaban a las cartas y que realizó ese año, utilizó una yuxtaposición de materiales artificiales, fragmentos de objetos cotidianos y pintura al óleo para reconstruir una realidad caótica de cuerpos rotos y modernidad alienada.
Dix criticaba la sociedad de su tiempo, utilizaba su arte para abordar cuestiones sociales y políticas, como la corrupción, la desigualdad y la decadencia moral.
Durante el período de entreguerras, Dix emerge como uno de los principales exponentes del arte alemán; participó activamente en los círculos artísticos de Berlín.
Además de sus temas habituales, realizó retratos de notable fuerza y carácter, también paisajes, naturalezas muertas y obras religiosas.
Su obra transunta entre el erotismo, la faz heroica y una notable ponderación hacia el ser humano.
La ascensión al poder de los nazis en Alemania en la década de 1930 llevó a la persecución de Dix, que calificaron a su arte de «degenerado».
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